La importancia del juego

Jugar, moverse y observar su entorno es la tarea fundamental del niño en las edades de 0 a 6 años. Jugando desarrolla su proyecto de vida y para lograrlo necesita que le permitamos observar su entorno, moverse con seguridad y jugar.

La actividad fundamental del niño, es jugar. Jugar le va a servir para:

- Disfrutar jugando solo y con otros niños.

- Relacionarse con niños y adultos.

- Incorporarse a su mundo: imitan a los adultos y buscan soluciones a sus conflictos cotidianos.

- Desarrollar su motricidad, su inteligencia, su creatividad.

- Ser más autónomo.

Jugar solo.

Somos seres sociables y, por lo tanto, para el niño, jugar con otros niños es importantísimo. Pero únicamente si juega a conocerse a sí mismo, si conoce sus gustos y sus intereses, sabrá compartir sus juegos y sabrá con quién jugar. Jugando solo tendrá la oportunidad de conocerse. ¿A qué me gusta jugar?, ¿qué juegos prefiero? Y podrá elegir a sus compañeros de juego en función de su propia manera de ser.

Se sentirá seguro estando solo, no necesitará estar siempre acompañado. No llamará constantemente nuestra atención. Podrá disfrutar de su soledad.

Si nuestro hijo no sabe jugar solo, si se aburre y exige nuestra presencia, tenemos que decirle: “No te enseñé a estar solo, por eso te aburres si no estás con alguien. A partir de ahora cada día jugarás un rato tú solo en tu cuarto. Puede que cueste los primeros días, pero cuando lo consigas dejarás de aburrirte, disfrutarás.”

Por supuesto que podemos jugar con nuestro hijo. Pero mientras el proyecto de vida de nuestro hijo es jugar, jugar y jugar, el vuestro incluye otras actividades. Podemos jugar con él, pero únicamente a ratos. Nuestra resistencia es muy limitada. Jugar no es nuestra tarea. Sin embargo, nuestro hijo necesita moverse y jugar todo el día, sin límite de tiempo.

Debemos proporcionarle la oportunidad del disfrute personal, jugando solo, y con otros niños. Para que juegue con otros niños le acompañaremos a las casas de sus amigos, podrán venir amigos de nuestros hijos a nuestra casa, o le llevaremos al parque donde se encontrará con otros niños.

Los niños necesitan encontrar, descubrir, a sus compañeros de juego entre aquellos con los que puedan compartir sus aficiones, sus gustos, sus intereses.

¿A qué jugar?

Cuando nosotros, (o los abuelos o sus tíos), regalamos juguetes a nuestro hijo, tenemos que enseñarle cómo se juega con esos juguetes de manera que pueda conocer para qué fueron creados, aunque él los pueda utilizar como desee.

Juguetes que se puede ofrecer a los niños:

- Juguetes que estimulan su percepción sensorial desde los primeros meses.

- Juguetes que estimulan su capacidad de manipulación y su deseo de interactuar con los objetos de su entorno, cuando son capaces de sentarse, de girar sobre sí mismos y de gatear.

- Juguetes para jugar en la bañera y para jugar en la playa.

- Juguetes para encajar, apilar, arrastrar, explorar y descubrir cuando ya camina y su capacidad manipulativa progresa notablemente.

- Juguetes que le acercan a situaciones cotidianas, con los que juega imitando lo que observa en su ambiente: coches, trenes y demás transportes; maletín de médico, veterinario, peluquería, herramientas; cocina, cacharros, comida; tienda, alimentos, balanza, dinero; muñecos, ropa, bañera, cama.

- Juguetes para crear y construir: construcciones, puzles, mosaicos, laberintos.

- Juegos de observación y atención, juegos de mesa, de relación, concentración, lógica, secuenciación, etc.

- Juegos para realizar actividades plásticas y de agilidad manual: pintar, colorear, recortar, ensartar, coser.

- Juguetes que fomentan el interés por la música.

- Juguetes que le sirven para disfrutar dramatizando: títeres, maquillaje. Animales de granja, salvajes, prehistóricos.

- Juguetes para desarrollar habilidades motrices que suponen acción: pelota, patín, triciclo, bicicleta.

- Y muchos más.

No debemos permitir que tengan juguetes que impliquen juegos agresivos. Los niños liberan energía moviéndose, corriendo, saltando, jugando a la pelota, utilizando los juegos de exterior: toboganes, laberintos, túneles, puentes. Así liberan energía sin agredir a nadie. No deben aprender a agredir a alguien para sentirse bien. Tampoco en sus juegos. Recordemos que jugando aprenden a incorporarse a su mundo. A través de sus juegos resuelven situaciones cotidianas.

La televisión no debe llenar su tiempo de juego

La televisión no es recomendable para niños entre cero y seis años, ya que  impide  que ejercite su inteligencia, su creatividad y la seguridad que adquiere cuando se mueve y juega.

De todas maneras no podemos obviar un medio que está presente en nuestras casas. La televisión es buena o mala en función del uso que se haga de ella. Algunos programas, pocos, pueden ser útiles como entretenimiento en algunos momentos, manteniendo su componente familiar o sea viéndola los padres junto con los hijos y estando atentos a los efectos que las imágenes pueden producirles. No se trata de servirse de la televisión como de una niñera y tampoco se trata de ver televisión sino de ver algún programa concreto en un horario adecuado. Por supuesto, no hay que abusar de ella y convertirla en protagonista del proceso educativo, de manera que llene un tiempo que debería estar dedicado al juego.

Conclusión

El juego es una herramienta educativa necesaria. Para los niños es, desde muy pequeños, una necesidad vital que les permite aprender cosas y adquirir habilidades. 

Jugar con los hijos y enseñarles a jugar bien es enseñarles a vivir. Los padres deberíamos animarnos a darles las oportunidades de juego necesarias  y adecuadas a su edad para que puedan ser felices.

Un objetivo educativo importante es: ¡enseñarles a jugar!

 

 


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