El valor del mes: la generosidad

La generosidad y la gratitud van de la mano, son el anverso y reverso de una misma moneda.

Generosidad y gratitud son dos valores que recientes estudios neurocientíficos destacan como pilares de la felicidad, aunque, aún antes de que la neurociencia estuviera tan de moda, ya lo intuíamos.

Refranes como “Lo compartido sabe mejor”, “Cada uno recibe lo que da”, “Quien mucho da, mucho recibe”, “Es de buen nacidos, ser agradecidos”, “Hay más alegría en dar que en recibir” vienen a confirmar la experiencia que todos hemos sentido de la gran alegría que se siente al ayudar al otro.

Pero la generosidad y la gratitud -como todas las virtudes- necesitan de un aprendizaje y de una práctica constante para que se conviertan en un hábito estable, especialmente en unos tiempos muy marcados por un consumismo que el Papa Francisco califica de “gran enfermedad (…) y enemigo de la generosidad”  (Homilia Santa Marta, 26/11/2018)

Os dejamos algunos consejos para educar en generosidad a vuestros hijos y para mejorar vosotros mismos en esta virtud:

1. Da ejemplo. El ejemplo es la mejor forma de enseñar. Es bueno que te vean ayudar a otros padres, hacer un favor a un familiar, dar limosna, hacer voluntariado… No sirve que les digamos que tienen que compartir, si no ven en nosotros esa actitud.

2. Felicítale. Cuando tu hijo sea generoso no olvides elogiarle para que comprenda que te alegras mucho por su actitud.

3. Anímale a compartir con sus hermanos, si los tiene. No es necesario que compres el mismo juguete a todos para “que no haya peleas”, enséñales, de vez en cuando, a compartir la merienda o un refresco en lugar de comprar uno para cada uno.

4. Anímale a compartir con otros niños, pero escucha sus sentimientos y no los fuerces en contra de su voluntad. Has de intentar que entienda el valor de la generosidad, pero no imponerla porque puede ser contraproducente. La generosidad para que sea generosidad debe ser un acto libre. Si le cuesta mucho, empieza con algo a lo que no esté tan apegado, piensa que para ellos dejar un juguete a un niño en el parque puede ser como para ti dejar “tu” coche a un desconocido. En este mismo sentido, es importante que sea asertivo y que sepa decir que no. A veces una mala comprensión de la generosidad puede llevarlos a que no sepan hacer respetar sus derechos, su tiempo o sus decisiones.

5. Anímale a dar sin esperar nada a cambio. Que entienda que se puede dar gratuitamente. Déjale hacer servicios sin “recompensa” material, no es necesario que siempre le des una recompensa (una chuche, un gomet, un dinero) por hacer un servicio, así aprenderá que se puede dar gratuitamente y que un simple gracias tiene mucho valor.

6. Juega con él. A través del juego los niños aprenden a seguir unas normas, a ceder, a esperar el turno, a ponerse en el lugar del otro.

7. Explícale cuentos, mirad juntos películas que os den pie a hablar sobre valores. Las películas o los dibujos animados son una excelente ocasión para hablar si se ven en compañía de los padres.

8. Enséñale a entender sus sentimientos y a expresarlos. Hazle descubrir el sentimiento de bienestar cuando comparte las cosas o, al contrario, el malhumor que quizá siente cuando ha sido caprichoso.

9. Aumenta su empatía. Ayúdale a observar las necesidades de otros y a reconocer los sentimientos de los otros. Pon palabra a lo que sucede, a lo que sientes tú mismo, para ayudarle a acercarse empáticamente a los demás.

10. Enséñale que ser generoso no es solo “dar” cosas, sino dar tiempo, prestar atención a quien habla, compartir un talento, ser cariñoso, tener detalles, prestar un servicio…. Hoy en día, dedicar tiempo a los demás es un acto de generosidad muy necesario.

11. No le digas frases como “eres egoísta” o “eres muy malo por no compartir”. Este tipo de frases pueden afectar su autoestima y suponer una “etiqueta” que cuesta quitarse de encima. Hay que decir las cosas, pero es mejor hacerlo utilizando un lenguaje que no vaya al ser. Se puede decir “No has ordenado la habitación” en lugar de “Eres un desordenado” o “No me gusta cuando no compartes en lugar No me gusta que seas egoísta”.

12. Acepta sus regalos y sus servicios con agradecimiento. Generosidad y gratitud van de la mano. No hay mejor manera de aprender a dar que experimentando el agradecimiento sincero.