El valor del mes: la fortaleza

Para el mes de noviembre, te proponemos ser MÁS FUERTE. ¿Te animas?

La fortaleza se adquiere con una práctica constante de la perseverancia, el esfuerzo y la paciencia. Puede llegar a convertirse en un gran compañero de vida para no desanimarnos cuando aquello que perseguimos no lo alcanzamos.

Los niños pequeños se esfuerzan de manera natural en aquello que les hace crecer. Pensemos en el bebé que se supera constantemente durante meses hasta que consigue caminar, o en los niños que empiezan a hablar y no se desaniman, aunque cometan errores.

Esta actitud tan natural por el esfuerzo que les ayuda a crecer, puede y debe hacerse visible en muchos momentos de la vida de los niños.

Martín lleva la mochila solo, aunque le pesa; Sofía hoy ha probado la lechuga y se la ha terminado aunque no le gustaba demasiado; Pablo ayuda a su padre a sacar la compra del coche y lleva una bolsa hasta la cocina; Mireia recoge los juguetes mientras Tomás y Teresa ordenan los colores; Elena no ha llorado aunque su mamá le ha dicho que hoy no le compraba un chupa chups. ¿Cuántos otros ejemplos se te ocurren en los que nuestros niños pueden crecer y hacerse más fuertes?

Los padres también necesitamos fortaleza, ¡y mucha! ...Porque para que nuestros niños sean fuertes, nosotros hemos de ayudarles. Aparentemente es más fácil claudicar y comprar una chuche para evitar una pataleta, o dejar la TVtv encendida media hora más, aunque toque ir al baño. Como padres, la fortaleza se manifiesta en ofrecer las opciones que sabemos que son mejores para nuestros niños sin miedo a su resistencia, con una exigencia que es simplemente una muestra más del cariño que les tenemos.

Exigir en lo que es adecuado para la edad de nuestros hijos, felicitándoles por el esfuerzo realizado es un regalo familiar a nuestro alcance. ¿Te animas a practicar la fortaleza?

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